Serie: Vestimenta como soporte y estructura

Este cuerpo de obras evoca la deformación del cuerpo femenino, moldeado y transformado por el uso perpetuo de vestimentas incómodas. Así, los elementos externos -la ropa y los accesorios- se convierten en agentes que dictan la forma de las estructuras internas, tallando nuevos contornos en la anatomía.

Decido subvertir esta relación: la vestimenta deja de ser adorno para volverse sostén, el esqueleto cede su autonomía, y los huesos dependen de la ropa para mantenerse erguidos. En este juego simbólico, despojarse de las prendas sería desmoronar los cimientos del cuerpo.

Incorporo huesos de animales de diversas formas y tamaños para reflejar las consecuencias de esta distorsión: una metáfora de lo que ocurre al someterse, una y otra vez, a prendas ajustadas que, lejos de adornar, modifican. Así, el cuerpo de la mujer comienza a mutar, adaptándose a un molde ajeno, perdiendo su naturalidad.

El metal, con su fría rigidez, se suma como símbolo de la incomodidad y dureza de ciertos accesorios femeninos, revelando cómo lo decorativo puede volverse opresivo, y cómo lo externo, sin resistencia, puede invadir y moldear lo más íntimo.

Fotografía: Florencia Laso

Artista: Ana Cox